El de azotes y castigo (II)

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Seguíamos los dos en TRAMA, en aquella gran cama. El se bajó y se paró junto a la cama. Me colocó a cuatro patas, o a perrito, a perrita más bien, pues eso es lo que era yo esa noche, su perrita. El espejo de la cama nos quedaba justo en frente, lo cual a mi me encantaba. Podía verle detrás de mí, mirándome el culo, mirándome a la cara a través del espejo.

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El de un intercambio de parejas de lo más oral en Divernis

Hoy recordaba a Adolfo y lo bien que me comía el coño.

Por si no os acordáis, Adolfo era quien me hablaba de Divernis, y con quien fui la primera vez. No recuerdo cuántas veces fuimos juntos. No muchas. Tal vez tres o cuatro. Pero siempre lo pasamos bien.

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El de… me comieron el coño en un baño público

El verano daba sus últimos coletazos.

Me puse un vestido azul clarito, corto, sencillo, no tenía nada el vestido, algo de escote, pero son de esos vestidos que te los pones y realzan todas tus curvas de tal manera que llegas a pensar: «a ver si hasta voy a estar cañón y todo». Elegí unas sandalias plateadas y unos pendientes algo llamativos. Me ricé la melena y sin más, a eso de las 22h me fui a verlo actuar a un local de Vallecas.

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El de… sexo rápido en la recepción del hotel

Hoy os cuento un encuentro sexual corto, uno de esos polvos rápidos, pero ricos, intensos, que te pillan de sopetón, como se suele decir, aquí te pillo aquí te mato, y en este caso, lo de aquí te pillo literal, porque casi nos pillan. ¿O nos pillaron?

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El de… sexo en Nueva York

La llegada al Gran Hotel Inglés de Madrid de Magnolia Bakery me ha trasladado a Nueva York, recordando cuánto deseaba ir mientras disfrutaba de la serie de las series, Sex and the city, sintiéndome Carrie Bradshaw -en lo que a escribir, coleccionar zapatos y elegir mal a los hombres se refiere, porque en lo demás una tiene más que ver con Samantha Jones- y cómo no recordando cuando fui a esa maravillosa ciudad que sin duda alguna supera todas las expectativas. Mi corazón y yo sentimos que tenemos que volver.  

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