El de… Eduardo y yo en Fusión y el sillón tantra (II)

Nos terminamos la copa y con la intención de ir al cuarto oscuro, pasamos antes por la taquilla. Ya dejamos toda la ropa y nos fuimos nada más que con la toalla -esa siempre va contigo- y en mi caso, el tacón.

Entramos en el cuarto oscuro y el sillón tantra estaba libre. ¡Bravo! Eduardo y yo empezamos a probar posturas. Bueno más bien yo. Yo me colocaba como Eduardo me indicaba. La verdad es que el sillón es todo un abanico de posibilidades, y eso, que a simple vista no lo parece. Puedes jugar con su forma a modo de ondas, para colocarte, y claro, yo no me veo, pero me da la sensación de que el sillón te deja expuesta “sin que te des cuenta”. Me tumbé boca arriba en el sillón, de dos maneras diferentes y Eduardo me acariciaba. Sus dedos parecían entrar sin querer en mi vagina. Era como una nueva manera de tocar que no tengo duda lo favorece el sillón.

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El de… Eduardo y yo en Fusion y el sillón Tantra (I)

Sábado noche en Madrid. Verano. Tocaba celebrar mi cumpleaños. Eduardo y yo nos fuimos a cenar por el Centro y a tomar un copa a uno de esos maravillosos bares de Madrid, escondidos por las callejuelas del centro, que en su día fueron una taberna y ahora, sin perder ese encanto de azulejo, madera y estaño, el vermut de grifo convive con los Cosmopolitan, los gin tonics y por supuesto, las cervecitas bien frías. En definitiva, esos maravillosos locales que solo pueden existir en Madrid.

Tras un par de cocteles, yo, y copas él… (no sé qué problemas tenéis los tíos con los cocteles…) era hora de cambiar de sitio. Era mi cumple. Yo elegía. Quería sillón tantra. ¿Dónde? A Fusión VIP.

Tal vez serían las 2h cuando llegamos. Estaba de lo más animado, y más que se animó, como siempre. Al llegar, bajamos a la taquilla, cogimos nuestra toalla y dejamos algunas cosas, pero no todo, porque llámalo postureo, o como quieras, pero a Fusión se va a lucirse, a lucir tu mejor lencería, tu mejor tacón, y a follar, por supuesto… pero a lucirse. Es que lo da el sitio.

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El de la primera vez que fui con una amiga a un club swinger

Poco a poco voy abriendo mi mente, creo… o por decirlo de otra manera, voy haciendo cosas que pensé que no haría nunca: una de ellas, (la otra os lo cuento otro día), es ir a un club swinger con una amiga.

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El de un trio entre máscaras en TRAMAVIP

Siempre he querido organizar o asistir a un baile de máscaras. Con vestido de noche y los chicos de etiqueta, y una máscara maravillosa. Me parece de lo más elegante a la par que excitante; Esa incertidumbre de saber quién se esconde detrás de la máscara. Quién y cómo te mira. Miradas penetrantes, frías, cálidas, altivas, insinuantes… miradas que se pierden entre la multitud. ¡Cuánto misterio! Bueno, pues el sábado pasado asistí a una.

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El de la primera vez que me lo comió una chica

No os he contado, y mira que os he contado cosillas… quién me habló de Divernis, cómo empecé a ir allí y cómo sucedió todo.

Yo solo había ido una vez a un club swinger, había sido con Borja y en esa misma noche, como ya sabéis, habíamos ido en plan “visita relámpago” a 100momentos, y luego a encuentros VIP. Bien. Yo siempre sentí que debía darle una oportunidad al primero de ellos, porque apenas estuvimos un rato y mi empeño en ir a encuentros, creo que no me dejó apreciar este sitio en condiciones.

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