
Las aún doloridas partes de mi cuerpo me impiden olvidar nuestra última noche de salvaje pasión compartida.
Podría decir “no sé cómo Jorge y yo acabamos la noche del sábado (o la empezamos, según como se mire) en un conocido local swinger de la capital”, pero mentiría, sí que lo sé. Yo ya había estado antes, en un par de ocasiones, hace muchísimo, con un hombre que no era Jorge y desde entonces siempre quise ir allí con él.
sigue leyendo