
La noche que pasé con Carlos en Trama VIP me dejó mala de deseo los días siguientes. Pero mala, mala. Tanto, que en cuanto tenía un momento de tranquilidad en casa me encantaba recordarlo y sentir como se mojaban mis bragas. Una de esas veces quise revivirlo acariciándome, tocándome. Sin más, sentada en el sofá, recosté mi cabeza, cerré los ojos y, sin quitarme nada, me desabroché el pantalón y metí mi mano, abriéndome paso como podía; no me lo iba a poner fácil desde el principio. Quería sentir la humedad por encima de mis bragas. Con la otra mano desabrochaba mi blusa y por debajo del sujetador pellizqué mis pezones.
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