El de… sexo en Nueva York

La llegada al Gran Hotel Inglés de Madrid de Magnolia Bakery me ha trasladado a Nueva York, recordando cuánto deseaba ir mientras disfrutaba de la serie de las series, Sex and the city, sintiéndome Carrie Bradshaw -en lo que a escribir, coleccionar zapatos y elegir mal a los hombres se refiere, porque en lo demás una tiene más que ver con Samantha Jones- y cómo no recordando cuando fui a esa maravillosa ciudad que sin duda alguna supera todas las expectativas. Mi corazón y yo sentimos que tenemos que volver.  

Motivos profesionales me llevaron a Nueva York. Pocos días, no recuerdo, cuatro o cinco, no da tiempo ni de respirar ni de asimilar todo lo que ves y sientes estando allí. Tuve suerte, porque de todas las fechas dignas de celebrar, me pilló San Valentín, por lo que todo respiraba romanticismo, con ese toque hortera que tienen los americanos, pero que nosotros no nos cansamos de copiar e imitar mientras les criticamos (muy español, lo de criticar, digo). Todo dulce, como los dulces de Magnolia. Exceso de azúcar, que les gusta a los americanos…

Por motivos profesionales, tú estaba allí y dabas una fiesta. Como nunca me han faltado ovarios, cogí un avión y me fui. Sola. Disfruté de Nueva York. Sola. Hubiera preferido disfrutarlo contigo, pero solo tu sabes porqué decidiste que no fuera así. Dejémoslo en que serás y tendrás muchas cosas buenas, pero no eres buen anfitrión. Y punto redondo. Ahí lo llevas. Si no, pues algún día me lo explicas. Soy todo oídos.

Fui, porque esa fiesta, era mi fiesta también. Cuántas comidas, cenas, eventos, planeando objetivos a cumplir, soñando cumplir objetivos. Cosas que uno no piensa que puedan llegar a pasar, pero pasan.

Buen ambiente en la fiesta. Lo pasamos genial, la verdad. Tú flotando -copa en mano-, no era para menos y yo, flotando también, para que engañarnos. Después unos cuantos nos fuimos a cenar y a continuar con la fiesta.

Era alucinante moverse por la noche por la ciudad que nunca duerme. Hacía un frío horrible, parecía que quería nevar, pero no… No estiramos mucho la noche, la nuestra había empezado muy pronto y ya no dábamos más de sí. Decidimos volver a casa caminando; La verdad es que yo lo flipaba. Con mi vestidito mono y subida a mis tacones caminado por la 5ª… pero más lo flipé cuando al llegar a casa me pillaste por banda.

Bueno. Lo flipé y no. Porque es verdad que siempre ha habido mucha tensión sexual no resuelta entre nosotros, pero de ahí, a que dieras el paso… no sé, no me lo esperaba. Creo que el no haberlo planeado hizo que fuera mágico, especial, salvaje. Bueno, y que tener sexo en Nueva York hace que suba el marcador…

Besas muy bien, intensa y apasionadamente, con un toque salvaje.  Dicen que los besos dicen mucho, y que si besas bien, follas bien.  No sé, pero estaba claro que te iba a gustar follar salvaje. Tus artes amatorias no defraudan. Te ayuda también que tienes una buena polla. Lo supe en cuanto la sentí en mí, notándola super dura, intentando abrirse paso, reventar tu pantalón. Y lo supe también en cuanto la vi. Salió desbocada y yo me la llevé a la boca, deseando hacerlo. La deseé nada más verla. La sentía en mi boca y la sentía perfecta. Deseaba ya que me follaras. No me equivoqué. Tu polla es perfecta para mí. Así lo supo mi coño, primero, y mi culo después. Llega donde tiene que llegar. La trabajas bien, sentía morir de placer a cada embestida.

Qué noche más buena de sexo. Tu polla disfrutó a tope de mí: de mi boca, de mis tetas, de mi coño, de mi culo. Mi cuerpo disfrutó de ti.

Follamos mucho y muy bien.

Habría que volver a Nueva York y repetir. Seguro sería una versión mejorada.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: